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Alejandro Mares Berrones
Como si se tratara de una relación de mercado, donde las reglas del juego es la oferta y la demanda; los legisladores de los diversos partidos que integran el Congreso de Tamaulipas, se alquilan al mejor postor.
El recinto legislativo se ha convertido en un mercado negro, donde la traición y la deslealtad política son parte de la agenda legislativa.
En el 2021, Morena y sus aliados obtuvieron la mayoría en el Congreso; poco les duró el gusto, el entonces gobernador Cabeza de Vaca, se los arrebató.
Con jugadas legaloides, Cabeza de Vaca tumbó al morenista Armando Zertuche, de la Junta de Coordinación Política quien solo duró en el cargo 6 meses.
El primer día de la LXV Legislatura, las diputadas Leticia Sánchez, legisladora de morena y Lidia Martínez del PT, fueron las primeras en saltar a los brazos del PAN.
En marzo de 2022, las legisladoras Nayeli Lara Monroy y Nancy Ruiz Martínez, anunciaron su salida y se declararon independientes.
El 9 de marzo de 2022, el PAN les arrebató el Congreso; de aquellos 20 diputados con los que ganó Morena la elección, solo le quedaban 14.
Armando Zertuche, fue remplazado por el panista Félix García, “El Moyo”, uno de los hombres de confianza de Cabeza de Vaca y gracias a la traición de otros dos legisladores que votaron para tal efecto, Morena perdió la JUCOPO y el control del Congreso.
Los traidores que se prestaron a ese juego, para que Cabeza de Vaca, recuperara el Congreso, fueron: las mencionadas diputadas, más Leticia Vargas Alvarez y Jesús Suárez Mata, quienes votaron a favor del PAN, para que este partido y Cabeza de Vaca tuvieran el control de la Legislatura.
Esta historia de traiciones no concluye allí, con el triunfo de Américo Villarreal, a los panistas se les empezó a voltear el chirrión.
Bien dice Avishai Margalit, en su ensayo De la Traició: “La traición, como la risa, forma parte del tejido básico de la existencia humana”.
Y así es, “el traidor de los unos es el héroe de los otros”, Leticia Sánchez Guillermo, la diputada morenista que fue la primera que saltó como pantera amorosa a los brazos de Cabeza de Vaca, tan solo supo del triunfo de Villarreal, volvió de nuevo al Grupo de Morena.
La traición está relacionada con la ética y no con la moral, dicen los que saben de política. Definitivamente eso es así, uno a uno de aquellos traidores fueron regresando a los brazos de Américo Villarreal.
En este 2023, los morenistas les han recetado a los panistas, una sopa de su propio chocolate, con el regreso de los traidores y con el apoyo de dos legisladoras panistas, Sandra Luz García y Mireya González, Morena recuperó la mayoría en el Congreso, la Mesa Directiva y la JUCOPO.
Luis René Cantú Galván “El Cachorro”, dirigente y diputado local del PAN, asumió una postura errónea, al decir que expulsará a las diputadas traidoras.
Lo anterior, significa que Morena tendrá el control absoluto del Congreso y Américo Villarreal podrá gobernar en paz, ya que las diputadas Sandra y Mireya votaran en el sentido que lo haga la 4T y las siguientes votaciones son importantes.
Al “El Cachorro” le ganó el hígado, en lugar de buscar la reconciliación con las diputadas, amenazó con expulsarlas; no se entiende, el comportamiento de las legisladoras panistas, si ellas eran las “gestoras” del senador Ismael García Cabeza de Vaca, ante la JAD de Matamoros y las COMAPAS en el estado.
La traición de las panistas, es lógico que tuvo que ver con pesos y centavos; ya que Morena también le arrebató a Ismael las COMAPAS, que él controlaba y que estuvo saqueando durante el sexenio de su hermano.
Ahora los panistas lloran sobre la leche derramada y aseguran que acudirán a los Tribunales, como lo hizo Morena. Queda patentizado, que el Congreso de Tamaulipas, es el epicentro de las traiciones.
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