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Por Malthus Gamba
FEB 20, 2023
El pretexto es defender la democracia. Su defensa, su vigencia, su limpieza y su continuidad política.
El domingo entrante, la clase acaudalada del país; la que gozó de privilegios y acumuló poder económico durante el periodo neoliberal, gracias a la corrupción institucional que lo cubría todo, saldrá a desfilar por las calles de la Ciudad de México, para intentan llegar al zócalo capitalino, en número suficiente de manifestantes, para llenar la plancha del zócalo, tal y como lo hace cotidianamente la izquierda mexicana.
Pero como dijimos, la democracia es únicamente el pretexto para esta marcha donde los contingentes principales, estarán integrados por gente que no pertenece a este clasista sector social, poco acostumbrado al sol en caminatas de protesta; al cansancio de una ruta donde se avanza lento y hay gente desconocida por todas partes. A los cierres de evento donde los oradores hablan de cosas por demás sabidas, en momentos en que el deseo de volver a casa para tomar una ducha, cambiar de ropa y disfrutar de una bebida refrescante, se convierte en imperativo personal.
Esa gente no va a las marchas. Manda a sus empleados, a la servidumbre, a los “acarreados” que asisten por el pago y jamás por convicción. A los empleados que no tienen más remedio que acudir a ese llamado para defender los intereses ajenos, bajo pena de perder el trabajo si se comprueba su inasistencia al evento.
Son los caminantes desinteresados que conocemos bien y que al responder a los reporteros que cubren la manifestación, dejan en evidencia que no tienen idea de lo que defiende, o dice defender el grupo que se manifiesta.
Son una especie de “forzados”, que van en la “cuerda” rumbo al lugar donde cumplirán la sentencia de trabajo que les fue impuesta por la autoridad.
Lo dicen todo las caras tristes y el ánimo olvidado en casa. Ganarse unos pesos, o cumplir con la consigna de los patrones y nada más.
Es que la marcha del domingo entrante, ha sido calificada adecuadamente por el presidente López Obrador, como “La Manifestación de los Corruptos”.
Es lo que defienden a final de cuentas. La Corrupción, como forma de vida.
Los reaccionarios que mueven a estos manifestantes, son en amplia mayoría integrantes del sector privilegiado económicamente. Gente que hizo grandes fortunas, sin necesidad de trabajar intensamente. Todo lo consiguieron en base a la corrupción generalizada que se dio en México, durante 36 años de gobiernos neoliberales.
Son corruptos. Son “rateros”, según el calificativo que hoy les aplicó el presidente López Obrador en la conferencia mañanera, al asegurar que el pueblo de México no los dejará recuperar el poder.
Y lo que en realidad defienden al enviar a sus “bases” acarreadas, o a sus empleados obligados, son precisamente los privilegios que han perdido y que no regresarán a ellos, mientras un Movimiento Social fuerte e informado, les cierre el paso elección tras elección.
La Marcha de los Corruptos defiende privilegios para las “casta dorada” dentro del INE. Sueldos insultantes para los consejeros de ese organismo. Fideicomisos millonarios utilizados para pagar retiros, pensiones y seguros médicos a quienes trabajan en momentos electorales, por el reconocimiento oficial de fraudes en favor de los partidos políticos conservadores.
¿La democracia?
¿Qué puede importarle la democracia a quienes sistemáticamente la han violado en México?
Son los priistas que se autodefinieron como partido único y que gobernaron sin competencia política real por décadas.
Son los panistas que llevaron a la presidencia del país por la vía del fraude, a Felipe Calderón, quien a su vez puso en manos de Genaro García Luna, un “capo” que está siendo juzgado en la Unión Americana en esto momentos, la seguridad interna del país, desde donde creo infames alianzas con la delincuencia y también la seguridad externa, para que ingresaran a México armas de todo tipo, que fueron a parar a manos de grupos criminales que las utilizaron para bañar de sangre al país.
Esta manifestación está impulsada también por los integrantes del cártel inmobiliario, que ha enriquecido a su pequeño grupo corrupto en la Ciudad de México, violando toda norma de construcción y permitiendo edificaciones que ponen en riesgo la integridad de las familias que habitan en esos espacios.
La prensa corrupta que se ha vendido siempre al mejor postor, forma parte de quienes respaldan la manifestación. Ellos son considerados servidumbre de lujo, por la corrupción de altos vuelos.
Bueno, hasta la iglesia mexicana, aliada histórica del conservadurismo, ha declarado estar preocupada por el contenido de la Reforma de Ley que ya fue aprobada por el Congreso y a la que ahora se le ajustan detalles en uno de sus artículos, para que pueda regresar al Poder Ejecutivo para su publicación en el Diario Oficial.
Al decir iglesia católica, no nos referimos a la iglesia baja, que trabaja a nivel del pueblo y que en amplia mayoría se identifica con las necesidades de la gente. Se trata de la jerarquía que está integrada en el Episcopado Mexicano y que se compone de un alto clero privilegiado y tan inclinado a la riqueza, como el párroco de una comunidad rezagada en el país lo está hacia la piedad y la defensa del humilde.
Todos estos personajes arman La Manifestación de los Corruptos y exceptuando a las cabezas visibles del movimiento reaccionario, que tienen obligación de asistir para encabezar su marcha, ninguno de los otros hará presencia en este tipo de eventos.
Como “grupo representativo”, van los aspiracionistas que jamás serán fifís verdaderos.
Los que creen en el discurso del “esfuerzo personal que te lleva al triunfo”, pregonado por quines se han enriquecido sin necesidad de hacer esfuerzo alguno en su vida. Los que creen en esa farsa inventada por el sector social, que amasó fortunas vergonzosas, por la vía de la corrupción y nunca por el trabajo honesto.
El resto de los que marcharán tendrán razones comprensibles y hasta justificables para traicionar a los de su clase una vez más. Porque una cosa es una marcha y otra muy distinta es el voto personal en las urnas. Marchar cuando no hay otro camino disponible, puede estar bien, mientras se vote por convicción de clase.
La Manifestación de los Corruptos pretende ser el acto de acarreo más importante de las últimas décadas. El punto de partida para que la oposición dé la impresión de estar viva y en pleno vigor.
Esa es la imagen exterior de la marcha. Mientras al interior, todo está podrido y apesta.
El Cambio de Mentalidad en los mexicanos, nos permite ver con claridad y anticipadamente, que el fracaso de esta Manifestación de Corruptos, está garantizado.
No van a regresar al Poder. No van a tener el respaldo del pueblo, por décadas. No son grupo mayoritario en el país.
Y lo más importante. No engañan a la gente, ni la engañarán en adelante.
Sabemos quienes son y los repudiamos.
Malthus Gamba
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