La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, anunció la creación de la empresa Olinia, la primera armadora mexicana de mini vehículos eléctricos, los cuales se desarrollarán con ingeniería mexicana y se venderán a bajo costo.
Esta es una apuesta importante de parte de la administración que encabeza Sheinbaum Pardo, pues producirá autos eléctricos de bajo costo, idóneos para la movilidad urbana.
En la presentación se indicó que el 70% de la población mexicana vive en zonas urbanas y el 80% de las necesidades diarias de dicha población en materia de movilidad es de 30 kilómetros. Es decir, los autos a producir cumplirían con dicha necesidad.
Hay que recordar que el mercado de los vehículos minis en Asia fue de más de un millón 300 mil unidades vendidas en 2023, y en México podrían funcionar muy bien, proporcionando acceso a miles de personas a vehículos que no ocupan tanto espacio como los convencionales.
Este anuncio fue duramente criticado por los de oposición y sus voceros, que en lugar de hacer un análisis sobre los pros y los contras de que el Estado produzca autos de ese tipo, decidieron burlares del anuncio, indicando que esa empresa era risible, que los vehículos parecían de juguete y que la empresa sería un fracaso.
Por ejemplo, el periodista de derechas, Pascal Beltrán del Río, colocó la imagen de un auto de juguete conducido por un niño, y dijo que así serían los autos de Olinia.
Otro personaje de derechas llamado Carlos Torres, escribió en la red social X: “Gobierno morenista de México presenta su nuevo fracaso: ¡Van a construir un auto eléctrico! Se trata de la compañía estatal Olinia, que fabricará tres vehículos. Dice la 4T que costarán entre 90,000 y 110,000 pesos y serán construidos bajo la dirección de la Secretaría de Ciencia”.
En el tema de los vehículos que producirá Olinia se encierra una discusión sobre la concepción de lo que es el Estado. Para la derecha -que es neoliberal- el Estado no debe producir nada, sino sólo garantizar que los particulares produzcan. En cambio, la idea del Estado de un gobierno social como el que encabeza Claudia Sheinbaum le apuesta a que el Estado sea un actor en la producción, y es lógico que posea compañías como Olinia, Mexicana de Aviación, etcétera.
La derecha, en lugar de criticar cuestiones como los pros y los contras de una política como la emprendida por los gobiernos de la Cuarta Transformación, ha decidido burlarse. Y eso es mal visto por la gente. Así son los de derecha, y por eso hoy no ganan ninguna elección: el pueblo los detesta.
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