En redes se intentó vender como un logro diplomático lo que en realidad fue una transacción comercial. Ricardo Salinas Pliego no fue invitado por Donald Trump a ninguna cena exclusiva en la Casa Blanca. Pagó 100 mil dólares por un boleto adquirido a un socio de Mar-a-Lago, uno de los clubes privados donde los accesos se revenden como mercancía. El evento reunió a 850 invitados, la mayoría desconocidos para Trump, quien no tiene relación alguna con el empresario mexicano. El pago incluía cena y la clásica fotografía para presumir influencia. Nada más. Ningún acuerdo, ningún diálogo de alto nivel, ninguna relevancia política. Solo un millonario comprando ruido para inflar su personaje en Twitter o (X). El poder no se presume, se ejerce. Y aquí solo hubo billetera.
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