Anteayer Sergio Sarmiento, una de las plumas más conocidas y leídas de la derecha mexicana, escribió un artículo donde insistió en el cuento (mil veces repetido ya) de que México, con la Cuarta Transformación, entró en un régimen autoritario y con tintes dictatoriales.
Esta narrativa, que es irreal si miramos lo que sucede a nuestro alrededor, ha sido durante años la base de toda la argumentación de la oposición.
Veamos algunos de los razonamientos de Sarmiento.
Afirma que antes de este 2024, México, a duras penas, había mantenido un “sistema democrático con contrapesos al poder”. Es decir, según el articulista de la derecha, ya no vivimos en un sistema democrático, ya que el año que recién terminó, Claudia Sheinbaum ganó (en una elección donde no hubo ni fraudes ni trampas ni cochupos) con más del 60% de los votos.
Vaya paradojas: según los ideólogos de la derecha, la existencia de más democracia y elecciones sin fraudes pavimentaron el camino hacia el autoritarismo y la dictadura.
Pero Sarmiento va más allá. Afirma que López Obrador impuso a Sheinbaum como candidata de Morena y que, en la elección presidencial, triunfó porque el tabasqueño, “gracias al reparto de dinero público, que presentaba como si viniera directamente de sus bolsillos, compró voluntades y conciencias a lo largo del sexenio”.
Es decir, para Sarmiento, que en el gobierno de López Obrador haya llevado a cabo un histórico sistema de redistribución del ingreso, con programas sociales nunca vistos y que ello hubiera sacado de la pobreza a millones de mexicanos, es sinónimo de “compra de voluntades”.
Sarmiento también afirma que la mayoría calificada que el pueblo de México otorgó a Morena y a sus aliados ha permitido “hacer cambios a la Constitución que quebrantan los contrapesos al poder de un Estado democrático”, y sentencia que ello eliminó “el experimento mexicano de un cuarto de siglo con una democracia moderna y con equilibrios”.
La “argumentación” de Sarmiento es el resumen de una cantaleta en la cual se ha basado toda la oposición, una cantaleta irreal, que no comprende que la llegada de la López Obrador a la Presidencia de México significó que millones de personas se sintieran representadas por fin por un mandatario.
Los ideólogos de la derecha y los de oposición no salen de sus restaurantes fifís de la Ciudad de México, y por eso no entienden lo que está pasando abajo, con la gente, con los humildes, con el pueblo. Y mientras sigan así, jamás serán una opción política viable y atractiva para millones de mexicanos.
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